sábado, diciembre 16, 2006

¿Quién le teme a Darwin?

La revista “¿Cómo ves?” lanzó este mes una edición especial sobre Evolución. En su interior viene una entrevista muy interesante con Jonathan Hodge. Le pidieron su opinión sobre el debate entre creacionistas (con sus variantes de diseño inteligente) y evolucionistas, lo particularmente encarnizado que es éste en EEUU y si habría motivo de preocupación en México. Su respuesta fue:

“Las raíces de este fenómeno estadounidense se remontan muy lejos en el tiempo. Hace unos 300 o 400 años, salieron de Inglaterra, Holanda y Alemania grupos de cristianos que ponían un énfasis especial en la Biblia y que se fueron a lo que hoy es Estados Unidos. Además de ver el creacionismo desde una perspectiva muy bibliocéntrica (y aquí es importante tomar en cuenta que las colonias se gobernaban desde lejos), estas personas tuvieron, desde los orígenes de su nación, una fuerte tradición de democracia local, que incluía la autonomía de las escuelas para decidir qué enseñarles a los niños. Esta combinación –cristiano bíblico y autonomía local- no se da en ningún otro país.

En Gran Bretaña estamos acostumbrados a acatar lo que decida el gobierno central. En Londres tenemos un ministerio de Educación que dirige la política educativa y la población lo acata. Es irónico, porque los estadounidenses no aceptan una cosa así por haber estado bajo el mandato de los británicos durante el período colonial.

En cuanto a lo que habría que hacer en México, no me atrevo a opinar. Creo que la comparación entre los Estados Unidos y Gran Bretaña muestra que, para el caso de México, tendríamos que entender la historia de las relaciones entre la Iglesia y el Estado, así como la historia de las relaciones entre las comunidades locales y las políticas nacionales. No se trata únicamente de Darwin contra la Biblia. También es un problema de centro contra provincias y de Estado contra Iglesia. Intervienen también ciertas tensiones en la tradición política liberal. Una versión del liberalismo dice que tenemos que saber la verdad porque la verdad nos hará libres. Es un liberalismo racionalista que, al parecer, sugiere que las autoridades centrales deben determinar la verdad y luego dársela al pueblo, porque si no éste no será libre. Pero también existe lo que podríamos llamar liberalismo libertario, o voluntarista, que es más plural. Según esta versión, la libertad consiste es tener opciones –quizá no en tener una sola verdad, sino en poder elegir entre varias verdades que compiten. Creo que éste es un dilema importante que enfrenta la tradición liberal en cualquier país.”


La teoría de evolución debería haber traído grandes cambios de perspectiva. Pero no lo hizo. El hombre común no cambió su comportamiento al aprender que toda la vida tiene un antepasado común. Se piensa que el golpe al orgullo humano fue considerable, cuando no fue así.

Una de las razones principales por las que la teoría de evolución no tuvo un efecto inmediato es que la idea del cambio en grandes escalas de tiempo era difícil de asimilar por el hombre común. Otra es que la teoría no proponía mecanismo por el cual este cambio pudiera ocurrir (Mendel era contemporáneo de Darwin pero al parecer ninguno de los dos se dio cuenta de la relación entre sus trabajos). En tiempos de Darwin, la evolución era una hipótesis, una hipótesis que se convirtió en dogma antes de ser debidamente probada.

En segundo lugar, hubo una ambigüedad en la idea clásica de la selección natural. La selección implica un dominio de lo accidental. Y en muchas ocasiones se confunde lo accidental con lo azaroso.

En tercer lugar, los tres componentes básicos de la evolución: mutación, selección y migración; ocurren en nuestra experiencia en un nivel demasiado bajo para ser mesurable. Tenemos tres procesos que determinan el curso de la evolución, y disponemos de teorías matemáticas que nos dicen el efecto de estos procesos a largo plazo, pero no podemos medirlos directamente. Es como poseer una teoría electromagnética, sin poseer instrumentos para medir la corriente eléctrica o el campo magnético. Por supuesto que hay evidencia de esos cambios evolutivos en especies cuya tasa de reproducción es muy alta y su tiempo de vida muy corto (como insectos o bacterias), después de todo, lo que importa en la evolución es el paso de generaciones no propiamente el tiempo. Así, hemos visto como la mutación y la selección han propiciado el surgimiento de las “superbacterias”, el predominio de la mariposa nocturna oscura en las zonas industriales inglesas, insectos que resisten el DDT, etc.

Hoy, bajo la bandera del “diseño inteligente”, fundamentalistas cristianos han emprendido un asalto a la teoría de evolución, sugiriendo que la complejidad y diversidad de la naturaleza no es producto de la mutación y la selección natural sino de una voluntad sobrenatural. Su “argumento” más poderoso es algo que llaman “complejidad irreducible”.

La verdadera prueba sobre la calidad del “diseño inteligente” como teoría científica que realmente compita con la evolución, es si la hipótesis es comprobable. La respuesta obvia es que no, y por lo tanto, el “diseño inteligente” no debería ser tomado en serio por ninguna institución educativa, por más que sea políticamente correcto. En lugar de tratar de explicar la complejidad presente en todo organismo viviente, y que ciertamente parece diseñado, el “diseño inteligente” acepta sin debate que esta complejidad está más allá del entendimiento humano porque es producto de un designio superior incomprensible, llevando a la conclusión lógica que la experimentación es inútil. Esto es un callejón sin salida para el intelecto. Es la falacia lógica de Circulus in demonstrando, o la argumentación circular de asumir como premisa la conclusión que desea alcanzar.

¿Quién le teme a Darwin? No es una pregunta fácil. ¿Quién le teme a Darwin? Es una pregunta que apela a lo más irracional del espíritu humano. Los que temen a Darwin son los mismos que le temen: al cambio, al reto a la autoridad, a la perturbación del orden establecido. Quienes temen a Darwin son aquellos que se creen escogidos por entes sobrenaturales de ficción.

Darwin afirmó la igualdad intelectual de todas las personas. Darwin nos dijo que la mente humana es producto de la selección natural no de la voluntad divina. Darwin nos dice que la esclavitud es tan aborrecible como las ínfulas de realeza o superioridad que tienen algunos.

En México, la lucha por la libertad política, social y humana nos ha costado sangre. Disfrazar los intentos de control ideológico con un liberalismo mal entendido (a lo que Hodge se refiere como liberalismo libertario) y un cientificismo erróneo (darwinismo social) presagia la inserción en la población de ideas falsas, clasistas y discriminatorias. Sólo la verdad nos hace auténticamente libres, así implique la renuncia a ciertos consuelos y vanidades.

En general, el creacionismo no tiene ninguna credibilidad científica. Ignora evidencia irrebatible; inventa explicaciones "ad hoc"; utiliza falacias lógicas; y está basado en principios incompatibles con la investigación científica. No creo que el debate con los proponentes de este tipo de ideas sea la mejor forma de socavar su credibilidad. Por el contrario, lo más sano es divulgar el conocimiento científico comprobable y evitar la propagación de las confusiones y mitos de la teoría de evolución. Personalmente, creo que lo único que podemos hacer por los creacionistas por ahora es reírnos un poco de sus ideas.

El siguiente es un poco de humor escrito que encontré en www.abstractfactory.blogspot.com, y que traduzco con permiso de su autor:

Moderador: Estamos hoy aquí para debatir el tópico más caliente de la temporada: Evolución contra Diseño Inteligente.

(Científico saca un bat de baseball)

Moderador: Oiga, ¿qué está haciendo?

(El científico golpea la rodilla del charlatán del “diseño inteligente”)

Charlatán: ¡YEAAARRRRGGGHHHH! ¡Rompiste mi rodilla!

Científico: Tal vez solo parece que rompí tu rodilla. Ciertamente, toda le evidencia apunta a que yo rompí tu rodilla. Por ejemplo, tu rodilla está rota; parece una herida reciente; y yo sostengo un bat de baseball, que tiene manchas de tu sangre. Sin embargo, una mera preponderancia de evidencia no significa nada. Posiblemente tu rodilla estaba diseñada de esa manera. Ciertamente, hay algunos rasgos de la situación actual que son inexplicables por la explicación “naturalista” que propones, tales como los contornos exactos del dolor intenso que en estos momentos estás experimentando.

Charlatán: ¡AAAAH! ¡El dolor!

Científico: Francamente, Personalmente encuentro completamente poco plausible que las acciones al azar de un científico como yo puedan causar dolor de este particular tipo. No tengo una explicación precisa de por qué encuentro esta hipótesis poco plausible--- es sólo que así es. ¡Tú rodilla debe haber sido diseñada de esa manera!

Charlatán: ¡BASTARDO! ¡SABES QUÉ TÚ LO HICISTE!

Científico: No lo hice. ¿Cómo podemos saber algo con certeza? Francamente, creo que la gente debe ser expuesta a todos los puntos de vista. Es más, deberías reexaminar si tu hipótesis es científica: la ruptura de tu rodilla ocurrió en el pasado, no podemos reproducir el hecho y verlo otra vez, como en un experimento de laboratorio. Aún si pudiéramos, eso no probaría que yo rompí tu rodilla en ese momento pasado particular. Además, no olvidemos el hecho de que el universo bien podría haber aparecido en la existencia justo antes de que yo dijera estas palabras. Con toda la evidencia de mi supuesta responsabilidad por tu rodilla, preformada de antemano.

Charlatán: ¡Eso es un motón de sofismo de porquería! ¡Tráeme un doctor y un abogado, no necesariamente en ese orden, y ya veremos en la corte!

Científico (dirigiéndose a la audiencia): Vemos, damas y caballeros, que cuando los presionamos un poco, los charlatanes del “diseño inteligente” no creen en ninguno de los argumentos que manifiestan creer. Cuando se trata de los asuntos cotidianos, prefieren la evidencia, el método científico, las hipótesis comprobables, y las explicaciones naturalistas. De hecho, privilegian las explicaciones naturalistas sobre la magia sobrenatural o la palabrería metafísica. Es sólo dentro del campo distorsionado de sus cruzadas ideológicas que dan crédito a los argumentos endebles y ridículos que comúnmente muestran. Debo confesar, se sintió bien, por una vez, ser el portavoz de la estupidez; es tan fácil y relajante, comparado con los rigurosamente formados argumentos respaldados por la evidencia empírica. Pero temo que de haber continuado, hubiera desarrollado un mal hábito, malo también para mi espíritu.

Realmente, creacionistas y proponentes del “Diseño Inteligente” son lo mismo, como un payaso y un payaso con sombrilla, son exactamente lo mismo.

Fernando Velázquez

4 comentarios:

Unknown dijo...

¿Un bat como herramienta para desbancar el creacionismo?

Buena idea wuahahaha.

Kix dijo...

:-) Recordé un episodio de Prison Break, en el que C-Note le comenta a Michael "aquí no sirve Albert (Einstein), el que rulea es Charles (Darwin)".

Y sí. Solo el más apto sobrevive.

Pero a mí me han tachado hasta de fascista por mencionarlo.

Un abrazo, excelente post!!

jose dijo...

jajaja que buena estrategia del científico.

Saludos Fernando.

dull dijo...

la discusion mas antigua del mundo a veces vuelve a tomar forma interesante.

vine a desearte un excelente nuevo año.

un abrazo