Obrero Revolucionario #1158
Como científico, los logros de Gould abarcan varios campos. Hizo importantes contribuciones a la teoría de la evolución, la paleontología (el estudio de los fósiles) y la historia de la ciencia. Sus agudas y estimulantes observaciones y su espíritu analítico e inquieto fomentaron un dinámico ambiente intelectual de cuestionamiento de varios asuntos científicos importantes.
Su influencia se sintió mucho allá más de la Universidad Harvard, donde fue catedrático por más de tres décadas, y del mundo de los científicos profesionales.
Hizo contribuciones cruciales a la lucha contra los derechistas fundamentalistas religiosos y sus campañas organizadas para desacreditar la ciencia de la evolución e impedir que se estudie.
Su influencia se sintió mucho allá más de la Universidad Harvard, donde fue catedrático por más de tres décadas, y del mundo de los científicos profesionales.
Hizo contribuciones cruciales a la lucha contra los derechistas fundamentalistas religiosos y sus campañas organizadas para desacreditar la ciencia de la evolución e impedir que se estudie.
Gould defendió incondicionalmente los hechos establecidos y los principios básicos de la teoría de la evolución. Esta teoría explica que todos los seres vivos son producto de billones de años de evolución -de las bacterias unicelulares a los animales más complejos, como el ser humano- y que todas las especies descienden de otras especies y tienen antepasados comunes. Asimismo, Gould profundizó y desarrolló este importante campo de la ciencia.
Como enemigo del creacionismo religioso anticientífico, Gould fue a Kansas en 1999 para oponerse a la decisión de la junta estatal de educación de prohibir la enseñanza de la evolución. Dijo: "Enseñar biología sin mencionar la evolución es como enseñar inglés sin mencionar la gramática".
Gould criticó la posición social corrupta y reaccionaria, y las fallas científicas, de los que propagan mentiras y tergiversaciones para difundir ideas reaccionarias y racistas. Se opuso al determinismo genético, que reduce toda actividad humana al funcionamiento de nuestros genes.
Popularizador de la ciencia Gould tenía un gran talento para explicar ideas científicas al público. Con un estilo que combinaba la ciencia con el arte, escribió amenos artículos y libros que popularizaron importantes hechos, principios y métodos científicos. Una característica de Gould era que ilustraba y explicaba principios científicos con ejemplos de una amplia gama de campos: literatura, arquitectura, cine popular y hasta béisbol (una pasión durante toda su vida). Su contagioso entusiasmo, su conocimiento enciclopédico y su simpática pluma le merecieron muchos ávidos lectores.
Richard Lewontin, colega de Gould y uno de sus amigos más cercanos, dijo: "Era el mejor escritor científico para explicar la evolución al público. Steve no la simplificaba, logró describirla en toda su complejidad. Hacía que los lectores apreciaran lo caótica y variable que es la vida... Steve siempre decía la verdad de una forma que se entendía mejor que nadie".
Por 27 años, Gould escribió mensualmente para la revista Natural History (Historia Natural); su último ensayo (el número 300) se publicó en la edición de enero de 2001. No importaba si escribía sobre el caracol Cerion del Caribe (como biólogo, se especializó en esa especie), el rico yacimiento de fósiles Burgess Shale de las montañas Rocosas de Canadá, o cualquier otro tema científico, Gould comunicaba al lector la maravilla de la diversidad y complejidad de la vida, la emoción de descubrir o entender algo nuevo, y las complicadas interacciones entre el trabajo científico y las cuestiones sociales.
Muchos de sus ensayos se centraron en la obra de los científicos del pasado; los llamó "minibiografías intelectuales". Pintó descripciones vívidas de los científicos y sus ideas en el contexto histórico, social, económico y cultural de su trabajo.
Contribuciones a la teoría de la evolución
Gould era un joven profesor de la Universidad Harvard en 1971 cuando él y su colega Niles Eldredge publicaron un artículo sobre "la especiación y los equilibrios puntuados". El artículo marcó un hito en la teoría de la evolución. Se colocó firmemente en la tradición de Charles Darwin, fundador de la ciencia de la evolución, pero propuso una modificación en el ritmo de los cambios evolutivos y la aparición de nuevas especies. Darwin planteó que la evolución biológica avanza a un ritmo lento y gradual. Gould y Eldredge examinaron la evidencia de fósiles y sacaron otra conclusión: el proceso evolutivo tiene largos períodos en que las especies experimentan relativamente pocos cambios, interrumpidos por períodos cortos (en la escala del tiempo geológico) de rápidos cambios ("equilibrio puntuado").
La teoría del equilibrio puntuado prendió controversia en los círculos científicos. Unos críticos dijeron que se apartaba de los principios fundamentales de la evolución de Darwin. Pero Gould y Eldredge dejaron en claro que el propósito no era desprestigiar el darwinismo sino extenderlo y refinarlo a la luz de nueva evidencia de fósiles.
Gould tuvo una orientación intrépida y crítica hacia su trabajo. Por ejemplo, más tarde criticó ciertas fallas de la teoría del equilibrio puntuado y, con la ayuda de otros colegas, Gould y Eldredge siguieron modificándola y enriqueciéndola.
Durante los siguientes 30 años, Gould hizo muchas contribuciones importantes a la biología evolutiva. Reafirmó que los pilares de la teoría de Darwin siguen firmes.
La evolución es uno de los hechos más comprobados de la ciencia, pues abundan las pruebas y la evidencia. Pero como cualquier teoría científica, ha sido necesario profundizarla a la luz de una mayor comprensión y nuevos descubrimientos.
Darwin no podía haber previsto la amplia gama o la complejidad de los problemas de biología evolutiva surgidos en los 120 años después de su muerte. Gould entendió que la biología evolutiva no podía quedarse inmutable como un dogma religioso, que también tenía que evolucionar... y que solo abordando los nuevos problemas, información y puntos de vista podía seguir siendo una teoría vital y verdaderamente científica.
A comienzos del año 2002, unos meses antes de su muerte, Gould publicó una obra importante, The Structure of Evolutionary Theory (La estructura de la teoría evolutiva). Ahí sintetiza su trabajo de toda una vida en el campo de la biología evolutiva: sus puntos de vista teóricos, su razonamiento y sus hipótesis. En ese libro, Gould aclaró la relación entre sus ideas y las de Darwin: "La tesis principal de este libro es que se ha cuajado suficientemente una síntesis del debate (todavía en marcha) para poder señalar que nuestro conocimiento actual de la estructura de la teoría evolutiva es complejo y nuevo, pero sigue fundamentado firmemente en la lógica darwiniana... No ha decaído ni ha naufragado nada de su lógica central, pero su teoría se ha transformado y hoy es distinta, más compleja y más adecuada para guiar nuestro conocimiento de la naturaleza".
En contra del biodeterminismo y el abuso de la ciencia Gould no tenía paciencia con los que decían ser "científicos" y "objetivos", pero se valían de una seudociencia falsa para propagar ideas que respaldan la injusticia.
Su libro La falsa medida del hombre refutó contundentemente tal abuso de la ciencia. Desmintió los argumentos de los promotores del biodeterminismo (la noción de que los factores biológicos determinan la compleja conducta individual, y los fenómenos sociales y culturales) que justifica las desigualdades de la sociedad.
El libro se publicó en 1981 como respuesta a Arthur Jensen y otros que decían que diferentes grupos, sobre todo los negros y los blancos, tienen diferencias innatas (básicamente inmutables) en inteligencia. En 1996 se publicó una edición corregida y aumentada durante una nueva ofensiva biodeterminista sobre la inteligencia y la capacidad humana, como se vio con la publicación del libro The Bell Curve de Richard Herrnstein y Charles Murray.
En la introducción a la nueva edición de La falsa medida del hombre , Gould escribió: "Los resurgimientos del determinismo biológico se correlacionan con episodios de recortes políticos, especialmente campañas para gastar menos en programas sociales, o con tiempos de temor entre la élite dominante, cuando los grupos marginados siembran desorden y hasta amenazan usurpar el poder.
¿Existe un argumento más eficaz contra el cambio social que declarar que el orden establecido, con unos grupos arriba y otros abajo, es el reflejo perfecto de la capacidad intelectual, innata e inmutable, de esos grupos?".
Gould habló también de sus ideas sociales y políticas: "Mi propósito al escribir La falsa medida del hombre fue una mezcla de lo personal y lo profesional. Primero, confieso tener opiniones fuertes en cuanto al asunto. Crecí en una familia que participaba en campañas de justicia social y participé en el movimiento de derechos civiles como estudiante a comienzos de los años 60, un tiempo de gran emoción y muchos logros". Gould entendió que los científicos necesitan reconocer
sus influencias sociales y que eso les permite tener una orientación más crítica y más global a su trabajo.
Gould contempló un mundo natural de gran riqueza y gran variedad de organismos. Se opuso a las orientaciones simplistas, mecánicas y reduccionistas que describen el mundo desde la perspectiva de unos cuantos factores estrictamente definidos. No subestimaba a personas y se caracterizó por el optimismo y la compasión. Para Gould, la biología evolutiva era un tema enorme e importante, y entenderla era imprescindible para entender el mundo. Sin embargo, dejó en claro que eso no quería decir que "la biología determina el destino." Como escribió en La falsa medida del hombre: "Pasamos una sola vez por este mundo. Pocas tragedias pueden ser más vastas que la atrofia de la vida; pocas injusticias, más profundas que la de negar una oportunidad de competir, o incluso de esperar, mediante la imposición de un límite externo, que se intenta hacer pasar por interno". Para Gould, cualquier ser humano tiene la capacidad de transformarse a sí mismo y al mundo.
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